Policarpa Salavarrieta
Policarpa Salavarrieta | |
---|---|
,, Oleo de Policarpa Salavarrieta elaborado por José María Espinoza | |
Nacimiento | 26 de enero de 1795 Guaduas, Colombia |
Fallecimiento | 14 de noviembre de 1817 Bogotá, Colombia |
Policarpa Salavarrieta (Guaduas, 26 de enero de 1795 - Santafé de Bogotá, 14 de noviembre de 1817)[1] fue una heroína de la independencia de Colombia, también conocida como La Pola, actuó como espía de las fuerzas revolucionarias y murió fusilada en Bogotá durante la Reconquista Española.
Biografía
Su fecha y lugar de nacimiento son materia de confusión y debate. La versión más popular dice que ella nació en Guaduas (Cundinamarca) el 26 de enero de 1795.[1] Pero nada de ello se ha podido probar por falta de documentos legales. Rafael Pombo afirmó que ella nació en Mariquita y José Caicedo Rojas lo confirmó en Bogotá. En un esfuerzo por reconciliar las diferentes versiones en los libros de historia, la Academia Colombiana de Historia dio su fallo final a favor de la población de Guaduas.[2]
Las fechas más plausibles para su nacimiento son los años 1793, 1794 ó 1795. Si escogemos el último año, la Pola tendría 22 años cuando marchó al patíbulo. Las dudas sobre el lugar y fecha de su nacimiento, y sobre su nombre, obedecen a que no hay ningún documento que pruebe la verdad de estos datos; su partida de bautizo hasta ahora no se ha encontrado.
Tampoco hay claridad sobre su nombre completo y preciso y al respecto existen varias fuentes: su padre la llamó Polonia al otorgar el poder de testar, y con ese mismo nombre la hizo figurar el presbítero Salvador Contreras al formalizar el testamento, el 13 de diciembre de 1802; sin embargo, su hermano Bibiano, el más cercano en afectos, compañero suyo en Santafé, la llamaba Polica; también la llamaba Policarpa doña Andrea Ricaurte de Lozano, en cuya casa vivió y en cuya compañía se hallaba en el momento de ser reducida a prisión; Policarpa la llamó Ambrosio Almeyda, quien conspiró con ella y recibió su protección; en su falso pasaporte, expedido en 1817, se le denominó Gregoria Apolinaria; contemporáneos suyos, como el mismo Almeyda, José María Caballero, José Hilario López ó Francisco Mariano Fernández, la llamaron simplemente la Pola. No obstante, el nombre con el que es más conocida y como posteriormente se le ha denominado en todos los homenajes póstumos, es Policarpa Salavarrieta.
Origen
Policarpa se crió en una familia acomodada, que tenía lo suficiente y era respetada en la villa, pero no poseía ningún estatus de hidalguía. El testamento de su padre, Joaquín Salavarrieta, lo muestra como un hombre de regular fortuna, que había emprendido negocios de agricultura y comercio. En el de su madre, Mariana Ríos, figuran ropas abundantes, alhajas de precio y menaje doméstico no escaso. La casa de la familia: Salavarrieta Ríos en Guaduas, que se conserva aún, convertida en museo, no es la más prestante, suntuosa o bien construida de la villa, pero tampoco es pequeña, ni miserable. La familia Salavarrieta Ríos se trasladó a vivir a Bogotá en 1789. Se establecieron en una casa baja de tapia y teja en el barrio de Santa Bárbara. En 1802 se extendió una epidemia de viruela en la capital, a causa de la cual murieron el padre, la madre y dos hermanos de Policarpa: Eduardo y María Ignacia. Después de esta tragedia, la familia Salavarrieta Ríos se disolvió: José María y Manuel ingresaron a la comunidad agustina; Ramón y Francisco Antonio viajaron a Tena e ingresaron a trabajar en una finca; Catarina, la hermana mayor, resolvió trasladarse de nuevo a Guaduas, alrededor de 1804, con sus dos hermanos menores: Policarpa y Bibiano. Se establecieron en la casa de la madrina Margarita Beltrán, hermana de Manuela, hasta que Catarina se casó con Domingo García, y sus dos hermanos se fueron a vivir con la nueva pareja. Del tiempo que la Pola vivió en Guaduas, hay poca información; parece que se desempeñó como costurera y algunos afirman que enseñó' en la escuela pública. Guaduas era entonces un sitio de obligado tránsito entre la capital y el río Magdalena, columna vertebral del país; viajeros notables, arneros, productos y noticias de todos los sucesos atravesaban constantemente la villa. En estos tiempos de guerra, Policarpa compartió con su familia el espíritu patriota. Su cuñado, Domingo García, murió luchando al lado de Antonio Nariño en la Campaña del Sur, y su hermano Bibiano fue veterano de la misma campaña.
Actividad política
Con anterioridad a 1810, parece que Policarpa no estuvo envuelta en actividades políticas. No obstante en 1817, cuando se trasladó a Bogotá, ya estaba participando en algunas, lo que muestra que la Pola había iniciado desde Guaduas sus labores patriotas. Cuando Policarpa y su hermano Bibiano llegaron a la capital, portaban salvoconductos falsos y llevaban una carta escrita por Ambrosio Almeyda y José Rodríguez, líderes de las guerrillas. Se alojaron en la casa de Andrea Ricaurte y Lozano, por recomendación de los líderes. Desde allí, Policarpa continuó con sus actividades subversivas y sus tareas peligrosas, como fueron coser a las señoras de los realistas para escuchar noticias, averiguar el número y movimientos de las tropas enemigas, su armamento y órdenes, y recoger informaciones que fueron útiles para las emboscadas que las guerrillas organizaban. También se desempeñó como voluntaria de las guerrillas, ayudando a sus amigos en las dificultades. Sus actividades estuvieron especialmente vinculadas con la guerrilla de los Llanos; recibía y mandaba mensajes, compraba material de guerra, convencía individuamente a jóvenes y les ayudaba a adherirse a los grupos patriotas. Experta en espionaje, Policarpa se volvió rápidamente indispensable para la causa patriota. Ella trabajaba siempre al lado de algún compatriota como su hermano Bibiano, pero su compañero de trabajo más importante fue Aléjo Sabaraín. Sabaraín ya había luchado junto a Nariño en el sur, y había sido capturado en 1816; al año siguiente lo cubrió el indulto, y libre, se dedicó al espionaje. Las actividades de Policarpa tal vez no hubieran resultado sospechosas para los realistas, de no ser por la huida de los hermanos Almeyda, quienes fueron capturados con documentos que comprometían a la Pola.
Prisión y patíbulo
El arresto de Alejo Sabaraín fue el elemento definitivo para la captura de la Pola, pues Sabaraín tenía una lista de nombres de realistas y de patriotas que la Pola le había entregado. Hasta ese momento, Policarpa se había podido mover hábilmente por la ciudad, porque estaba recién llegada y muy poca gente la conocía; además, su juventud e inteligencia le habían permitido desenvolverse con gran capacidad. El sargento Iglesias, el principal agente español en la ciudad, fue comisionado para encontrarla y arrestarla. Policarpa fue detenida en la casa de Andrea Ricaurte de Lozano, y encerrada en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario convertido en cárcel.
El Consejo de Guerra la condenó a muerte, el 10 de noviembre de 1817, junto con Sabaraín y otros patriotas más. La hora y fecha determinada para el fusilamiento fueron las nueve de la mañana del 14 de noviembre de 1817. La Pola marchó con dos sacerdotes a los lados. Se resistió un momento a marchar, para poder expresar sus pensamientos a los ministros que la acompañaban. Prosiguió con paso firme hasta el suplicio, y en vez de repetir lo que decían los religiosos, no hacía sino maldecir a los españoles. Al subirla al banquillo, se le ordenó ponerse de espaldas porque así deberían morir los traidores; ella solicitó permiso para ponerse de rodillas, por considerar que ésta era una posición más digna de una mujer y así murió mostrando gran parte de su espalda.
Su cuerpo no fue expuesto en las calles de Bogotá como los de sus compañeros fusilados con ella, por ser un cuerpo femenino. Sus hermanos sacerdotes lo reclamaron y lo guardaron en la iglesia de San Agustín. Actualmente sus restos se encuentran en el panteón de los héroes de la independencia en la Iglesia de la Veracruz en Bogotá.[1]
Legado
Muchos historiadores de este período consideran a Policarpa Salavarrieta como la mujer más representativa de la Revolución. En su época, la ejecución de una mujer joven por un crimen político, movió a la población y creó una gran resistencia al régimen del terror impuesto por Juan Sámano. Si bien muchas mujeres fueron igualmente asesinadas durante la ocupación española, el caso de la Pola cautivó la imaginación popular. Su muerte inspiró a poetas, escritores y dramaturgos para inmortalizar su historia, siempre resaltando su valentía y coraje.
El 9 de noviembre de 1967, en virtud de la Ley 44 del Congreso de la República de Colombia y firmada por el Presidente Carlos Lleras Restrepo, declaró en su segundo artículo el día 14 de noviembre "Día de la mujer colombiana" en honor del aniversario de la muerte de "Nuestra heroína, Policarpa Salavarrieta".[3]
La imagen de Policarpa ha sido utilizada varias veces en los billetes y monedas de Colombia, y es la única personalidad histórica femenina que ha aparecido en ellos (a pesar de que se han representado otras figuras femeninas, pero ellas son simbólicas o mitológicas como la justicia, la libertad, una indígena nativa americana anónima, y más recientemente, la María, un personaje de la novela de Jorge Isaacs).
Referencias
- Noreña, María Isabel; Cortés, Fernando (1995), Compendio de biografías colombianas. Panamericana Editorial, Bogotá. ISBN 958-30-0213-5
- Gaitán, Eliecer (1911), Biografía de Policarpa Salavarrieta. Misceláneas-Colecciones, No. 1330/10, Imprenta La Civilización, Bogotá.
- DÍAZ DÍAZ, OSVALDO. reconquista española. Historia Extensa de Colombia, Vol. m. Academia Colombiana de Historia. Bogotá, Lerner, 1964, tomo 1, pp. 341-395.
- LÓPEZ, JOSÉ HILARIO. Memorias. Medellín, Bedout, 1969.
- MONSALVE, JOSÉ DOLORES. Mujeres de la Independencia. Biblioteca de Historia Nacional. Bogotá, Academia Colombiana de Historia, 1926.
- ORTEGA RICAURTE ENRIQUE y JOSÉ MARÍA RESTREPO SAENZ. La Pola, yace por salvar la Patria. Bogotá, Archivo Nacional, 1949.
- POSADA, EDUARDO. "Policarpa Salavarrieta". En: RAFAEL M. MESA ORTÍZ. Colombianos Ilustres (Estudios y biografías), tomo v. Ibagué, "El Meridiano", 1929, pp. 1-47.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario